No te identifiques con la tristeza. Transfórmate en su testigo y disfruta
del momento de tristeza, porque la tristeza tiene su propia belleza. Nunca
te has fijado en ello. Te identificas tanto, que nunca penetras en la
belleza de un momento triste. Si te fijas, te sorprenderás de los tesoros
que te has estado perdiendo. Fíjate, cuando eres feliz nunca eres tan
profundo como cuando estás triste. La tristeza tiene profundidad; la
felicidad tiene algo de superficial.
Observa a la gente feliz. Los que pretenden ser felices siempre están
sonriendo y burbujean felicidad. Los encontrarás insípidos, superficiales.
No tienen ninguna profundidad. La felicidad es como las olas, solamente
superficial; vives una vida trivial. Pero la tristeza tiene algo de
profundo. Cuando estás triste, no es como las olas en la superficie, es
como la profundidad misma del Océano Pacífico; millas y millas.
Sumérgete en su profundidad, obsérvala. La felicidad es ruidosa, la
tristeza tiene un cierto silencio. La felicidad puede ser como el día, la
tristeza es como la noche. La felicidad puede ser como la luz, la tristeza
es como la oscuridad. La luz va y viene; la oscuridad permanece, es
eterna. La luz se presenta a veces, la oscuridad está siempre ahí. Si
penetras en la tristeza sentirás todas estas cosas. De pronto te darás
cuenta que la tristeza está ahí, como un objeto, tú la estás observando,
eres testigo de ella, y repentinamente empiezas a sentirte feliz. ¡Qué
bella es la tristeza!.
Una flor de la oscuridad, una flor de eterna profundidad. Como un abismo
sin fondo, tan silenciosa, tan musical; no hay ruido en absoluto, ninguna
perturbación. Uno puede ir cayendo en ella incesantemente y uno puede salir
de ella absolutamente rejuvenecido. Es un descanso.
Depende de la actitud. Cuando te entristeces piensas que te ha sucedido
algo malo. El que algo malo te ha ocurrido es sólo una interpretació n y
entonces tratas de escapar. Nunca meditas sobre ello. Luego quieres ir a
ver a alguien o haces algo para poder olvidar. Que la tristeza sea algo
malo, es una actitud errónea que te ha sido transmitida; no hay nada malo en
ella, es otro polo de la vida.