Dejá de ser una victima y toma las riendas de tu vida

ATREVETE A SER FELIZ - Amigos del alma, amigos del corazón, gracias por querer crecer juntos, gracias por la búsqueda de lo real, gracias por querer, quizás por primera vez, tener una vida más genuina, no una vida hipócrita, no irnos del planeta sin haber disfrutado la búsqueda de la verdad y la puesta en práctica de esa verdad.
Ese es el gran desafío. Como poder entender en este momento no solo intelectualmente lo que es un cambio de vida sino vivirlo hoy mismo, esta noche antes de dormir.

Y si te despertás a la mañana en estado de plenitud, ¿como podés crear el día, como podés visualizar y sostener esa imagen en el tiempo?. ¿Como podés tener coherencia de querer algo pero al otro día no cambiar de opinión?, si uno cambia de ideas todo el tiempo, el universo no entiende, no recibe una orden clara de la frecuencia que estás emitiendo.

Entonces ¿Cómo podes ser el creador genuino de una vida bella, de una vida sana, de una vida heroica, de una vida que no dependa más de las situaciones en el mundo exterior y de los otros personajes de la telenovela para tener un día que valga la pena?

Hay que dejar de ser la víctima permanente, ¿por qué me han hecho eso? ¿Por qué mis padres? ¿Por qué la adopción? ¿Por qué la enfermedad? ¿Por qué mis ex parejas? ¿Por qué repito la historia y ahora veo que mi hijo también la repite? Esa es la victima eterna.

Tenes que lograr ser el rey y no el mendigo de tu vida. Ser el protagonista de la película, el héroe de tu historia de amor, y dejar de ser actor secundario y triste de la película ajena. Basta de “lo que me hizo y lo que no me hizo, lo que me pudo haber hecho y finalmente no fue”. Esa es la mente que nos te sigue haciendo estar pendiente de lo que los demás decidan hacer según su evolución espiritual que además puede ser muy poca.

Si alguien te dijera a la noche ¿Cómo fue tu día? ¿Tuviste un día de grandeza, de gloria o tuviste un día de miserias palaciegas, negociando el día a día? ¿Tuviste que pelear tu derecho a vivir, tuviste que recibir un accionar del otro para ver si vos más o menos te mantenías en tu eje? ¿o te descontrolaste o te desbocaste varias veces?

¿Estás siendo el dueño de tu vida o seguís dependiendo de las llaves y las cerraduras ajenas? Si te encerraras en vos mismo ¿podrías ver los tesoros que no te es fácil descubrir cuando seguís esperando que los demás te cuenten a vos tus propios tesoros? Y vos ves que los demás lo único que hacen es hablar de sus “tesoritos” y “maravillas”. Entonces vos decís ¿Dónde está mi gratificación?

¿Dónde está la devolución aun de lo bueno que yo hago? Y sigue esa cadena de aislamiento, soledad, desazón, que después se convierte en rencor, resentimiento y reproche. Más soledad, más aislamiento emocional, y la hormona de la muerte que es la que destruye el sistema inmunológico y te lleva rápido. La frase de Madre Teresa, una de las diez mejores y más crueles frases de mi vida: “La gente se muere sin haber vivido nunca” es decir, cumplieron todas las funciones biológicas, se saben de memoria la grilla de televisión de todos los canales de cable, se saben de memoria quien los jodió en la vida año por año, mes por mes, día por día; se saben de memoria todos los deseos inconclusos que tienen para el futuro, todos los miedos de lo que les puede pasar; viven en ese estado de amenaza: del pasado al futuro, del futuro al pasado, y no pueden mandar a la miércoles el pasado y el futuro y estar aquí y ahora, calmos, bellos, en eje, porque siguen esperando que el mundo ahí afuera cambie, cuando el mundo es nada más que el espejo de lo que vos estás haciendo de tu vida.

Todos los seres iluminados, conscientes de su luz, dicen lo mismo: el mundo te está reflejando la evolución de tu alma, es decir, cada vez que odies a otro o que odies determinada característica del otro, eso es lo que no podes resolver en tu historia.
Entonces es mucho más fácil decir “resentido”, “vanidoso”, “rencoroso”, porque vos no te estás señalando y diciendo “No, yo soy un envidioso que sufro por el triunfo ajeno, yo estoy resentido y rencoroso porque no me pidió perdón por lo que me hizo”

Cada vez que ames algo en el otro, ese es tu estado vibratorio, bello y amoroso.

Cada vez que vos digas: “que noble, que genial, que luz desprende”…, vos estas en un estado de recepción de esa luz, por eso podes verla, otro no podría verla ni aunque el sol le diera en la cara.

Cada vez que digas: “escuchar a esa persona me hace tanto bien”, el plexo solar, el corazón lo tenés abierto como para que esas palabras entren en tu vida porque vos ya sabes que esa es tu verdad, porque el otro es un espejo. Cada vez que vos digas “que me amen por favor”, es que vos no te estás amando a vos mismo; “que aquel aparezca en mi vida”, es que vos no llegaste a tu vida; “que aquel me llame el fin de semana”, vos dependes del fin de semana para poder tener una vida.

Lo que me molesta del otro es lo que no puedo resolver en mí, el otro es un maestro divino, extraordinario, que me muestra mis asignaturas pendientes. Sumergite en el vacío, el que da un salto cuántico en el vacio parece que cae y en realidad una vez que está cayendo y se suelta de todo aquello que lo aferraba en el mundo, de golpe va a volar y logrará ser libre.

Vas a tener que reconocerte y recordarte como el ser de luz de vuelo infinito que sos y que siempre has sido. Todo lo que siempre creíste que eras hasta ahora, eso es lo que no sos, y todo lo que no te atreviste a soñar que eras, eso es lo que siempre fuiste. Es hora de vivir. Sos un ser de luz, un tesorito en la vida, naciste para ser feliz. Es hora de que te des cuenta de eso y que lo apliques.

¿Sos un gusano o te atreves a volar?

El Sueño del gusano - cuento tradicional del tibet

Un pequeño gusano caminaba un día en dirección al sol.

Muy cerca del camino se encontraba una hormiga, quien le preguntó: -¿Hacia dónde te diriges?

Sin dejar de caminar, contestó: -Anoche tuve un sueño, soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle. ¡Me gustó tanto lo que vi en mi sueño que he decidido realizarlo!

La hormiga sorprendida, viendo cómo su amigo se alejaba, le gritó: -¡Debes estar loco! ¿Cómo podrás llegar hasta aquel lugar? ¡Si eres una simple oruga! Una piedra será una montaña para ti, un pequeño charco será un mar, y cualquier ramita será una barrera imposible de atravesar.

Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escuchó. Sus diminutos pies no dejaron de moverse.

De pronto oyó la voz de un escarabajo: -¿Hacía dónde te diriges con tanto empeño?
El gusanito le dijo jadeante: -Anoche tuve un sueño y deseo realizarlo, subiré a esa montaña y desde allí ¡contemplaré todo nuestro mundo!

El escarabajo riéndose a carcajadas le dijo: -Ni yo, con patas más grandes que las tuyas, intentaría llegar hasta allí ¡es imposible!

La oruga sudando continuó su camino, ya había avanzado unos cuantos centímetros.
También se encontró con una araña, un ciempiés, una rana, una flor… todos le aconsejaron a nuestro amigo que regrese a su casa.

¡No lo lograrás jamás! -le dijeron-

Pero él continuó. En su interior había un impulso que lo obligaba a seguir.

Ya agotado, sin fuerzas, decidió parar a descansar. -Estaré mejor- fue lo último que dijo, y murió.

Todos los animales del valle se reunieron alrededor de él, lo consideraban alguien que murió por querer realizar un sueño irrealizable.

Una mañana en la que el sol brillaba intensamente, todos los animales se volvieron a juntar en torno a aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos.

De pronto quedaron atónitos. Aquel armazón duro comenzó a quebrarse y con asombro vieron unos ojos y una antena que no podía ser la de la oruga que creían muerta.

Poco a poco, fueron saliendo unas hermosas alas de los colores del arco iris. Aquel impresionante ser que tenían frente a ellos era una mariposa.

Todos quedaron sin palabras… Pudieron contemplar cómo se fue volando hasta la gran montaña a realizar su sueño, el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir.

Atrevete a volar con alas propias

Te invitamos a reflexionar con esta antigua leyenda de los indios sioux

Cuentan que una vez Toro Bravo y Nube Azul llegaron tomados de la mano a la tienda del viejo hechicero de la tribu. Se arrodillaron frente a él y con mucho respeto le dijeron:

-Nosotros nos amamos y vamos a casarnos. Pero nos amamos tanto que queremos un consejo que nos garantice estar para siempre juntos, que nos asegure estar uno al lado del otro hasta la muerte. ¿Hay algo que podamos hacer?

Y el viejo, emocionado al verlos tan jóvenes, tan apasionados y tan ansiosos por una palabra, les dijo:

-Hacer lo que pueda ser hecho, aunque sean tareas muy difíciles. Tú, Nube Azul, debes escalar el monte al norte de la aldea sólo con una red, cazar el halcón más fuerte y traerlo aquí, con vida, hasta el tercer día después de la luna llena. Y tú, Toro Bravo, debes escalar la montaña del trueno; allá encima encontrarás a la más brava de todas las águilas. ¡Solamente con una red deberás agarrarla y traerla viva para mí!

Los jóvenes se abrazaron con ternura y luego partieron para cumplir con la misión.
El día fijado, los dos esperaban con las aves frente a la tienda del hechicero.
El viejo sacó las aves de las bolsas y constató que eran los ejemplares que él les había pedido.

Y ahora, ¿qué debemos hacer? Le preguntaron con curiosidad los jóvenes.

-Tomen las aves y amárrenlas una a otra por las patas. Una vez que estén amarradas, suéltenlas para que vuelen.

Ellos hicieron lo que les ordenaron. El águila y el halcón intentaron volar pero apenas consiguieron dar pequeños saltos por el terreno.

Minutos después, las aves irritadas al no poder volar comenzaron a agredirse una a otra, picándose hasta lastimarse.

Entonces, el viejo les dijo:

-Jamás se olviden lo que están viendo. Este es mi consejo: ustedes son como el águila y el halcón. Si estuvieran amarrados uno al otro, aunque fuera por amor, no sólo vivirán arrastrándose sino también, más tarde o más temprano, comenzarán a lastimarse uno al otro.

Si quieren que el amor entre ustedes perdure, vuelen juntos, pero jamás amarrados. Libera a la persona que amas para que ella pueda volar con sus propias alas.

Respeta el derecho de las personas de volar rumbo a sus sueños, tanto en el matrimonio como también así en las relaciones familiares, de amistad y profesionales.
La lección principal es recordar que solamente las personas libres son capaces de amar.

Para reflexionar

¿Te identificas con las aves amarradas o con las aves sueltas?

¿Qué podés modificar hoy en tu vida para que tus relaciones (pareja, amistad, padres, etc.) suelten las amarras, se tornen libres, y se permitan ambos, volar?

¿Te animas a volar juntos a partir de este momento?

¿Pensás en ayudar siempre a los demás?

Los invitamos a reflexionar con este cuento tradicional árabe.

Un Califa de Bagdad llamado Al-Mamun poseía un hermoso caballo árabe. El jefe de una tribu, llamado Omah, estaba encaprichado con ese animal, y aunque le ofreció un gran número de camellos a cambio, Al-Mamun no quería desprenderse de su amigo por nada del mundo. Omah se puso furioso y armó un plan para quedarse con el caballo.

Sabiendo que el califa solía pasear con su caballo por un determinado camino, Omah se tendió junto a dicho camino disfrazado de mendigo y simulando estar muy enfermo.

Cuando AL- Mamum llegó a su lado, le dijo: «llevo tres días sin comer y no tengo fuerzas para levantarme».

Y como él era un gran hombre, con buenos sentimientos, al ver al mendigo enseguida desmontó y se ofreció a llevarlo a un hospital. Lo alzó del suelo con mucho cuidado y lo montó en su caballo, con la idea de montar él a continuación.

Pero en cuanto el falso mendigo se vio sobre la silla, salió huyendo al galope, con Al-Mamun corriendo detrás de él para alcanzarlo y gritándole que se detuviera. Una vez que Omah se distanció lo suficiente de su perseguidor, se detuvo.

-«¡Está bien, me has robado el caballo!», gritó Al-Mamun. «¡Ahora sólo tengo una cosa que pedirte!»

-«¿De qué se trata?, preguntó Omah también a gritos.

-«¡Que no cuentes a nadie como me robaste el caballo!»
-«¿Y por qué no he de hacerlo?»

-«¡Porque quizás un día puede haber un hombre realmente enfermo tendido junto al camino y, si la gente se ha enterado de tu engaño, tal vez pase de largo y no le preste ayuda!»

El árbol de los amigos

"Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.

Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, más otras apenas vemos entre un paso y otro.

A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos. Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos. El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá, que nos muestra lo que es la vida.

Después vienen los amigos hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros. Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.

Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz. Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces es llamado un amigo enamorado. Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.

Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.

Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.

El tiempo pasa, el verano se vá, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones. Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.

Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad. Hoy y siempre... Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejaran nada.

Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que Dos Almas no se encuentran por Casualidad"

Corcho Pedagógico

Viejo cuento, pero vale recordarlo…

Un Supervisor visitó una escuela primaria.

En su recorrida observó algo que le llamó la atención: una maestra estaba atrincherada detrás de su escritorio, los alumnos hacían un gran
desorden; el cuadro era caótico.

Decidió presentarse: "Permiso, soy el Supervisor.. . ¿Algún problema?"

"Estoy abrumada señor, no sé qué hacer con estos chicos...
No tengo láminas, no tengo libros, el ministerio no me manda material didáctico, no tengo recursos electrónicos, no tengo nada nuevo que mostrarles ni qué decirles..."

El inspector que era un "Docente de Alma", vio un corcho en el desordenado escritorio, lo tomó y con aplomo se dirigió a los chicos:

¿Qué es esto? “Un corcho señor "....gritaron los alumnos sorprendidos.

"Bien, ¿De dónde sale el corcho?".
"De la botella señor. Lo coloca una máquina...", "del alcornoque.. . de un árbol"... "de la madera...",respondí an animosos los niños.

"¿Y qué se puede hacer con madera?", continuaba entusiasta el docente.
"Sillas...", "una mesa...", "un barco! ". Bien, tenemos un barco.

¿Quién lo dibuja? ¿Quién hace un mapa en el pizarrón y coloca el puerto más cercano para nuestro barquito?

Escriban a qué provincia argentina pertenece.

¿Y cuál es el otro puerto más cercano?
¿A qué país corresponde? ¿Qué poeta conocen que allí nació? ¿Qué produce esta región?
¿Alguien recuerda una canción de este lugar? Y comenzó una tarea de geografía, de historia, de música, economía, literatura, religión, etc.

La maestra quedó impresionada. Al terminar la clase le dijo conmovida:

"Señor nunca olvidaré lo que me enseñó hoy. Muchas Gracias."

Pasó el tiempo. El inspector volvió a la escuela y buscó a la maestra.
Estaba acurrucada detrás de su escritorio, los alumnos otra vez en total
desorden...

"Señorita... ¿Qué pasó? ¿No se acuerda de mí? Sí señor

¡Cómo olvidarme!

Qué suerte que regresó. No encuentro el corcho...

¿Dónde lo dejó?".


Cuando el maestro no tiene vocación o alma de maestro, nunca encuentra el corcho

¡Cuántos docentes de estos encontramos en las escuelas! ¡Y cuántos perdieron el corcho aunque no sean maestros!